En un escenario global donde la sostenibilidad y la economía circular cobran un papel preponderante, Ball Corporation, referente mundial en envases de aluminio, impulsa un proceso de producción que conjuga eficiencia técnica y respeto ambiental. Desde el inicio, el ciclo de vida de sus latas parte de láminas de aluminio de alta pureza, mayoritariamente obtenidas de material reciclado, lo que permite minimizar el consumo energético y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 95%. Gabriel Tribucio, Director Comercial de Ball para Sudamérica, señala que, a nivel mundial, las latas contienen en promedio un 74% de aluminio reciclado, ofreciendo a las marcas una opción que no solo garantiza seguridad y funcionalidad, sino también una considerable reducción en la huella ambiental.
Una vez recibidas en la planta, las láminas son transformadas a través de un meticuloso proceso técnico: se cortan en discos y se moldean en prensas especializadas para formar la base de la lata, que posteriormente se transforma mediante la técnica conocida como Draw and Wall Ironing (DWI). Este método permite fabricar envases delgados y al mismo tiempo robustos, maximizando el aprovechamiento del material.
Posterior a la conformación, cada lata se somete a un exhaustivo proceso de limpieza para eliminar residuos y aceites derivados del moldeado, seguido de la aplicación de revestimientos internos diseñados para preservar el contenido, garantizando que el sabor y la frescura se mantengan intactos. “La seguridad del consumidor es una prioridad en cada fase, por lo que implementamos tecnologías de revestimiento que protegen la bebida sin alterar sus características organolépticas”, comenta Tribucio.
El proceso continúa con la impresión exterior, realizada con precisión milimétrica, lo que permite a las marcas exhibir su identidad de manera clara y atractiva. Además, la tecnología de impresión digital de Ball permite personalizar lotes flexibles según las necesidades del mercado. Finalmente, se constituye el cuello del envase en un proceso de formación que prepara las latas para su cierre hermético, el cual se logra mediante la aplicación de tapas fabricadas con aluminio en un proceso dedicado.
Antes de dejar la planta, las latas son sometidas a rigurosos controles de calidad mediante sistemas automatizados y supervisión técnica, asegurando que solo los envases que cumplan con los estándares más altos sean enviados a las líneas de llenado. Estas latas, una vez utilizadas en bebidas como agua, jugos, refrescos, cervezas o vinos, pueden ser recicladas repetidamente sin degradar su material, completando un ciclo eficiente que en promedio se renueva en 60 días. “Esta capacidad de reciclaje continuo no solo refuerza la oferta sostenible de Ball, sino que también ayuda a las marcas a conectar con consumidores conscientes de su impacto ambiental”, concluye Tribucio.
Con inversiones constantes en innovación y eficiencia energética, Ball Corporation se posiciona como un aliado estratégico para grandes marcas a nivel global, manteniendo un firme compromiso con soluciones respetuosas del entorno. Su presencia en América del Sur, con 15 plantas distribuidas en Brasil, Chile, Argentina y Paraguay, y sus ventas netas que alcanzaron los 11.8 mil millones de dólares en 2024, reflejan su relevancia en el mercado mundial de envases.
Autor: Jorge Rojas