La vitivinicultura en el Valle de Colchagua ha experimentado una transformación notable, en la que la sustentabilidad se posiciona como pilar fundamental en la elaboración de vinos de alta calidad. Esta nueva orientación combina el respeto integral por el medio ambiente, la responsabilidad social y la viabilidad económica a largo plazo, generando un modelo en el que la naturaleza y el trabajo humano se funden en cada botella.
En la región, numerosas viñas han adoptado prácticas que van desde el uso de cubiertas vegetales, la implementación de paneles solares y la reutilización de aguas grises para riego, hasta la gestión responsable de residuos orgánicos. Estas medidas son esenciales para conservar los corredores biológicos, proteger bosques nativos y enriquecer la biodiversidad local, lo que garantiza que el entorno no sea solo fondo, sino parte activa del proceso enológico.
Roxana Díez, Gerente General de Viñas de Colchagua, destaca que la sinergia entre la producción de vino y el respeto por el paisaje es crucial, haciendo hincapié en la profunda conexión que se crea entre la tierra y las personas. Por su parte, Carmen Paz Ravanal, Gerente de Marketing de Viña Ravanal, enfatiza la apuesta por un método de producción responsable. Actualmente, la bodega se encuentra en proceso de certificar sus operaciones bajo el Código de Sustentabilidad de Vinos de Chile, demostrando una clara orientación hacia la eficiencia en el uso de recursos y el bienestar tanto de sus trabajadores como de las comunidades locales.
Además, se promueven iniciativas de consumo responsable y reciclaje, trabajando en conjunto con proveedores y actores comunitarios, como la Municipalidad de Placilla, para cerrar ciclos y minimizar el impacto ambiental. La reducción de la huella de carbono también es un objetivo primordial, alcanzado mediante embalajes livianos, logística optimizada y técnicas innovadoras de compostaje que reintroducen los residuos orgánicos al suelo.
Mario Sebastián Ravanal, Gerente General de Viña Ravanal, explica que la eficiencia energética y el uso de insumos de bajo impacto en bodega, junto con el diseño de botellas más livianas, son acciones que permiten reducir emisiones durante el transporte. Recientemente, el lanzamiento de Triadis I y Triadis II refleja este compromiso sustentable, destacando la elección de la cepa Marselan, reconocida por su resistencia natural y bajo requerimiento de fitosanitarios, lo que contribuye a un manejo más responsable del agua y de la salud del viñedo.
A la par, las viñas del valle han implementado estrategias de bienestar laboral, capacitación continua y desarrollo local, lo que se traduce en un enoturismo enriquecido que respeta la identidad cultural y medioambiental de la zona. Alicia Ortiz, Gerente General de Enoturismo Chile, recalca que Colchagua se ha posicionado como un destino premium, capaz de ofrecer experiencias innovadoras y atractivas, gracias a alianzas estratégicas con socios locales y propuestas diversificadas.
En definitiva, la apuesta por la sustentabilidad en cada etapa del proceso productivo, desde la vid hasta la comercialización, está transformando el panorama vitivinícola en el Valle de Colchagua, marcando un antes y un después en la forma de producir y disfrutar del vino en un entorno que valora y protege su riqueza natural.
Autor: Jorge Rojas